Estamos profundamente equivocados si pensamos que la innovación disruptiva y la creatividad, comúnmente asociadas a grandes líderes empresariales, es únicamente un aspecto genético o simplemente una habilidad cognitiva. Esta es una de las conclusiones que arroja el libro titulado “El ADN del Innovador”, tras una investigación de más de 8 años a unos 500 líderes innovadores y a aproximadamente 5.000 directivos empresariales, entre los que se encuentran dirigentes como Jeff Bezos (Amazon), Marc Benioff (Salesforce.com) o Michael Dell (Dell), entre un largo etcétera.
Eso significa, afortunadamente para el resto de los mortales, que tiene mucho que ver con las habilidades conductuales, es decir, con nuestros patrones de comportamiento, y que, por tanto, estas habilidades de innovación se pueden aprender, desarrollar y entrenar. A continuación, destacamos del citado libro una serie de técnicas y herramientas específicas con las que estimular la creatividad, esa capacidad que permite el desarrollo del pensamiento asociativo, y con él la generación de nuevos productos, procesos, servicios o modelos de negocio.
- La asociación forzada: o pensar diferente sin temor a combinar o unir ideas poco comunes o radicalmente opuestas buscando asociaciones fugaces que mezclen conceptos, características o tecnologías. Sin ir más lejos, Larry Page, cofundador de Google, se inspiró en la conexión de las citas académicas con la búsqueda web, para desarrollar el buscador que revolucionaría el mundo.
- Acercarse y alejarse de la imagen: capacidad para adentrarse en los detalles de un problema o una oportunidad, y al mismo tiempo fijarse en la foto global para estudiar el encaje de estos y así comprender la relación que existe entre ellos. Esta idea se asemeja al concepto del “pensamiento lateral”, por el que se busca romper con la identificación de patrones lógicos o convencionales para hallar una solución, y buscarla a través de nuevas perspectivas. En este punto es frecuente aplicar una “perspectiva intersectorial” para abstraerse del problema en cuestión y detectar nuevas propuestas en otras industrias. La invención de iTunes se debe a esta técnica, puesto que los conocimientos adquiridos por Steve Jobs, fundador de Apple, sobre los derechos de distribución cuando era también máximo accionista de Disney, le permitieron aplicar una idea similar a la novedosa tienda de contenidos multimedia.
- El pensamiento Lego: que radica en el dicho de que la mejor forma de tener una buena idea es disponer de muchas ideas, dado que es posible que de la combinación de unidades estructurales de ideas nazca la solución a un reto determinado o una propuesta disruptiva. El nombre de Lego surge del simbolismo de este juego como “constructor de conocimiento” dado que con cuantas más piezas y variedad de estas se cuente, mayor será la invención construida.
- El método SCAMPER: que se basa en una técnica de lluvia de ideas, a partir del acrónimo de Sustituye, Combina, Adapta/Amplía, Minimiza/Modifica, Persigue otros usos, Elimina y Reorganiza/Revierte; con la que repensar el problema o la oportunidad a partir de 7 enfoques diferentes y evocar la creatividad.
- Cuestionar el statu quo: a través de la formulación de preguntas disruptivas como, por ejemplo, “¿qué pasaría si?” para descubrir y desencadenar soluciones sorprendentes y revolucionarias mediante la imposición o eliminación de restricciones existentes, ya sean de carácter tecnológico, de asignación de recursos, de flujos de procesos, etc. Por ejemplo: ¿qué pasaría si no hiciese falta un determinado proceso? o ¿qué pasaría si pudiésemos solucionar el problema de conectividad? Como cita el libro “la creatividad funciona mejor cuando se constriñe”.
Estas son algunas de las herramientas que permiten estimular la asociación creativa de conceptos, información e ideas que finalmente alumbran la innovación. Si una vez aplicadas estas técnicas crees que no has alcanzado un resultado satisfactorio, permítete aplicar un “desenfoque de atención”. A veces, “la creatividad se fomenta cuando le concedes un espacio para que las ideas se relajen”. Huyendo del pensamiento focalizado y convergente es posible obtener una perspectiva más amplia y un mayor espacio temporal con el que digerir o rumiar ideas brillantes.
Pero por si todo esto no fuera suficiente, te invitamos a que desarrolles tus habilidades de observación, poniendo atención a los usuarios, clientes u otras empresas o sencillamente viajar y explorar otros entornos; a que fomentes la creación de redes de contactos o networking, que acudas a eventos específicos o multidisciplinares; o, por último, que desarrolles la experimentación, probando hipótesis, validando conceptos o testeando prototipos.
Si quieres ampliar esta píldora de innovación y conocer más sobre las claves para dominar las cinco habilidades esenciales que necesitan los innovadores, no tienes más que acudir a libro al que hacemos referencia en este artículo, “El ADN del Innovador”, escrito por Jeff H. Dyer, Hal B. Gregersen y Clayton M. Christensen.
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