Según los expertos, es la hora de centrarse en el Hidrógeno verde, es decir, aquel que se produce a partir de fuentes renovables y más concretamente mediante la electrólisis, convirtiendo el agua en moléculas de hidrógeno y oxígeno usando fuentes renovables, como excedentes de la energía eólica.
A medida que avanza la transición energética, este adquiere cada vez más importancia entre las soluciones tecnológicas de descarbonización, especialmente en sectores que hacen un uso intensivo de la energía y, a priori, parecen difíciles de limpiar como la industria química, el transporte comercial, la aviación o el transporte marítimo.
Con la creciente implantación de las energías renovables y el nuevo proceso de electrificación del consumo, el hidrógeno verde ha salido de su nicho experimental para hacerse un hueco en el mercado. Los expertos creen que está «listo para su gran momento«, e instan a los gobiernos que canalicen sus inversiones para la recuperación en lo que se considera la alternativa más limpia y eficaz a los combustibles fósiles.
«Podríamos usar la pandemia del coronavirus, en la que se necesitará mucho dinero público para el sistema energético, para avanzar hacia una economía del hidrógeno.«
Las principales contribuciones son las siguientes:
- La «revolución» del hidrógeno verde ayudará a reducir emisiones en procesos industriales existentes y también a proporcionar combustible limpio para autobuses, camiones o barcos. Al ser el elemento químico más abundante en el universo y emitir vapor de agua en lugar de CO2, surge como una alternativa 100% sostenible para generar grandes cantidades de energía.
- Los costes son mucho más altos que los que requiere el gas natural, aunque la diferencia probablemente disminuya a medida que bajen los costes de la energía renovable y se eleven los impuestos al carbono para combatir el cambio climático en las próximas décadas.
- Esta transición energética basada en el hidrógeno no se producirá de la noche a la mañana. El sector necesitará normas y financiación adecuadas, así como una nueva infraestructura de suministro.
- Algunos países, entre ellos los Países Bajos, Australia y Portugal, ya han empezado a invertir en esta tecnología. Ahora, durante la crisis del Covid-19, los inversores y las empresas están presionando para que la Unión Europea defina un plan de recuperación para apoyar el hidrógeno verde en sectores como el transporte y la industria pesada.
«Un 8% del consumo final de energía en el mundo podría estar relacionado con el hidrógeno para el año 2050. Esto permitiría lograr una alta eficiencia energética y descarbonización al mismo tiempo.«
En caso de implementar este tipo de soluciones, los beneficios esperados son los siguientes:
- Los precios de la energía verde han disminuido considerablemente en los últimos años. Por lo tanto, la caída de los costes de la energía renovable, junto con un aumento de la demanda, podría reducir el precio del hidrógeno de 6 dólares por kg a 1,7 dólares por kg para el año 2050. Además, un aumento de los precios del mercado del carbono podría ser un estímulo importante.
- Las plantas de electrólisis pueden aportar flexibilidad a la demanda facilitando la penetración de una mayor cantidad de energía eólica y fotovoltaica en la red, una característica que ya está permitiendo que el sector aumente su tamaño de los actuales megavatios a gigavatios en los mercados energéticos europeos más avanzados.
- A pesar de las incertidumbres económicas, entre mediados y finales del 2020 veremos un cambio sustancial en las perspectivas. La demanda de electrolizadores para la producción de hidrógeno verde está creciendo rápidamente. En marzo de 2020, se estaba proyectando casi 8,2 GW de capacidad mundial de hidrógeno a partir de fuentes renovables, es decir, 31 veces la capacidad instalada acumulada hoy en día. Hay que tener en cuenta que en octubre de 2019, en el período previo a la crisis del coronavirus, los analistas estimaron un crecimiento mucho menor: alrededor de 2,3 GW de electrolizadores.
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