En la economía global, donde más del 80 % del comercio se transporta por mar, la transformación digital en puertos y nodos logísticos se ha convertido en una necesidad estratégica. Christos K. Papadopoulos, Jefe del Departamento de Tecnología de la Información y las Telecomunicaciones del Puerto de Tesalónica, describe este proceso como un Tablero de Ajedrez en el que se enfrentan dos fuerzas: los Demonios, que representan los obstáculos —sistemas heredados, datos fragmentados, ciber amenazas y resistencia cultural—, y los Dioses, que simbolizan los objetivos: eficiencia operativa, sostenibilidad, seguridad y crecimiento competitivo.
Los Demonios son retos que frenan el avance: infraestructuras obsoletas, baja calidad de datos, vulnerabilidades ante ciberataques y complejas exigencias regulatorias. A esto se suma la resistencia cultural, que convierte la digitalización en un desafío humano tanto como tecnológico. Ignorar estos factores puede derivar en pérdidas económicas, interrupciones operativas y pérdida de confianza en la cadena logística.
Por otro lado, los Dioses son las metas que impulsan la transformación: optimización de costes, toma de decisiones basada en datos, experiencias integradas para los actores logísticos, sostenibilidad y seguridad. Las soluciones digitales permiten monitorizar emisiones, automatizar procesos y fortalecer la resiliencia operativa, alineando eficiencia con las crecientes demandas medioambientales y regulatorias.
Papadopoulos propone cinco movimientos estratégicos para avanzar en este tablero: i) mapear los retos prioritarios, ii) invertir en capacidades digitales y formación, iii) desplegar tecnología con una estrategia clara, iv) fomentar una cultura que abrace el cambio y v) mantener una adaptación continua. La transformación digital no es un esfuerzo puntual, sino un reto permanente donde anticipar movimientos marca la diferencia.
«La transformación digital no es solo una actualización tecnológica, es una partida estratégica donde el único camino para alcanzar la eficiencia operativa y la competitividad global consiste en neutralizar los sistemas heredados y los silos de información.»
Las principales aportaciones y contribuciones son:
- La transformación digital se configura como un tablero estratégico donde las barreras operativas (Demonios) compiten contra los objetivos de negocio (Dioses), demandando una gestión táctica de esta dualidad para alcanzar el éxito más allá de la mera implementación técnica.
- Los sistemas heredados (legacy systems) constituyen el principal obstáculo estructural para la innovación, operando a menudo en silos fragmentados que impiden la interoperabilidad real y bloquean la capacidad de las organizaciones para escalar nuevas soluciones tecnológicas.
- La digitalización de los nodos logísticos ha dejado de ser una opción para convertirse en un requisito de supervivencia imprescindible para gestionar la complejidad operativa y regulatoria, especialmente en un sector que mueve el 80% del comercio mundial.
- La persistencia de infraestructuras tecnológicas antiguas reduce drásticamente la visibilidad transversal de la cadena de suministro, limitando la capacidad de respuesta ante interrupciones y restando eficiencia en la toma de decisiones basada en datos.
- La tecnología debe subordinarse estrictamente a objetivos estratégicos concretos (Dioses) como la eficiencia operativa, la reducción de costes y el cumplimiento normativo, descartando cualquier innovación que no aporte un valor de negocio medible y directo.
- La escalabilidad de las soluciones modernas resulta inviable sin abordar primero la obsolescencia de la infraestructura base, ya que la incompatibilidad técnica de los sistemas antiguos actúa como un freno constante para cualquier intento de modernización sostenible.
- El puerto debe evolucionar hacia un ecosistema logístico inteligente e integrado, actuando como un orquestador digital que conecta fluidamente a todos los actores de la cadena, superando su rol tradicional de simple manipulador físico de mercancías.
- La capacidad tecnológica de una organización determina directamente su habilidad para cumplir con normativas internacionales cada vez más estrictas, convirtiendo la adaptación digital en una herramienta fundamental para mantener la competitividad y la licencia para operar.
“El éxito depende de la capacidad de trazar un mapa del tablero de ajedrez, desplegar la tecnología de forma estratégica, desarrollar capacidades humanas y digitales, y cultivar una cultura de mejora continua.”


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